
Este ha sido mi último viaje hasta la fecha, la mayoría sabéis el porqué, se han juntado varias cosas y la verdad, lo veo difícil retomar este tipo de viajes, hay que ser consecuentes con lo que tengo, aunque ya parece que la pandemia está pasando, pero la mía no pasa, es la gran enfermedad de la que nadie quiere hablar, el cáncer. Me lo diagnosticaron unas semanas antes de partir a este viaje, pero entonces no se sabía el alcance y el médico me dijo puedes irte de viaje mientras vemos el resultado de las pruebas.
Me fui a Cuba a realizar las imágenes que quedaban para cerrar el proyecto “Guajiros”, Guillermo había encontrado otros lugares más vírgenes que debían entrar en el libro. Así que no lo pensé dos veces, organicé un viaje sólo a la parte de Viñales de nueve días con la idea de visitar Pilotos, San Diego de los Baños, Consolación, El Cuajaní, La Palma y la Costa Norte, que se quedó fuera por razones de fuerza mayor.
Me llevé esta vez para el viaje la Canon EOS 6D con objetivos de 24/70 y 16/35 mm y la panorámica Hasselblad XPan II con la que realicé seis rollos de película en blanco y negro. En total pude seleccionar unas 43 imágenes de este viaje para futuros proyectos y el actual.





Llegamos a La Habana el lunes 30 de octubre por la noche y el día siguiente lo dedicamos a corretear por Centro Habana centrado en un nuevo proyecto que tenía en mente. Al día siguiente nos iríamos en Via Azul para Viñales y alojarnos en casa de Maura como era habitual, se echaba de menos la figura de Erwin, gran persona. Después de comer localizamos a Guillermo y Yoel para planificar las rutas de los siguientes días. Aprovechamos para hacer algunas fotos antes de la caída del sol por los alrededores del pueblo.
El día siguiente, era el día de los difuntos, el de los muertos le llaman en Latinoamérica y visitamos el cementerio de Pilotos para captar algunas imágenes para el proyecto. Allí tuvimos un incidente con alguien que no quería que hiciéramos fotos en aquel lugar, algo que casi nunca me pasó en Cuba. Así que continuamos camino hacia San Diego de Los Baños, donde un señor amablemente nos abrió un pequeño taller que tenía en su propia casa y nos mostró todo el procedimiento de como se hacía un tabaco habano. Es la llamada figura del “torcedor”. Procedimiento que pude recopilar completo para el libro.
Comimos en una casa particular que gestionó Yoel y continuamos la ruta por Consolación, para visitar su cementerio, donde pude hacer algunas fotos para la publicación. Por la noche como siempre, íbamos con nuestros amigos Maritza y Pirry al Patio del Decimista a escuchar a un grupo que tocaba música tradicional cubana.




El siguiente día fuimos al amanecer a la Presa, un lugar que hasta ahora no había visitado, allí unos guajiros embarcaban algunos cerditos para dejarlos en la otra orilla para engordarlos para las navidades. De allí nos fuimos a la zona del Cuajaní , visitando la casa de Joaquín Alonso donde nos resguardamos un rato de la lluvia y aproveché para hacer algunas fotos de las escenas que se sucedían. Retornamos a casa de Maura para comer y por la tarde descansamos, teníamos cena en casa de Maritza y Pirry, luego nos fuimos al Patio del Decimista y esa noche comenzó mi calvario, por la mañana cuando vino Guillermo a recogerme tuvimos que suspender la salida e irnos al Hospital de Pinar del Río donde unos médicos jovencitos y muy amables me pudieron atender y dejarme sondado hasta que volviera a mi país. Mi agradecimiento a Guillermo que supo moverse bien para que me atendieran a la mayor rapidez posible y luego facturaran lo que realmente era, pues los funcionarios querían cobrar algo de más. Ese día lo pasé de reposo y al siguiente me arriesgué a ir por la mañana con Yoel y Guillermo hasta La Palma, uno de los lugares nuevos que íbamos a visitar, pero ya no estaba al cien por cien de mis facultades, así que después de la comida en el Ranchón del Río retornamos para Viñales.





Al día siguiente regresamos en Via Azul para La Habana para alojarnos en casa de Kenia que nos había invitado a su nuevo alojamiento La casa del Angel, fuimos a comer a un paladar cercano que nos había recomendado Kenia y después a descansar al alojamiento, ya las fotos se habían acabado, por la noche a cenar a Castropol y después a escuchar música por última vez al Café Habana Jazz.
El último día como es costumbre dimos un paseo por la Habana Vieja, visitamos la Fototeca de Cuba, tomamos un daiquirí en El Floridita y nos fuimos a comer a La Guarida, como gran despedida de un país que me dio muchas satisfacciones, pero al final el destino quiso jugarme allí esta mala pasada.
Cuando regresé a mi país y fui a que me quitaran la sonda, me dieron la mala noticia que el cáncer venía acompañado de metástasis en los huesos y ahí comenzaría todo un proceso de operaciones, sesiones de quimio, tratamientos…, al principio todo era más llevadero, pero luego a partir de 2020 cuando empezó la pandemia, también a empeoró mi calidad de vida. Ahora apenas puedo caminar, aunque en estos momentos la situación está estabilizada, es lo que puedo esperar.
He aprovechado todo este tiempo para poner en orden mis archivos fotográficos, ir cerrando proyectos que ya no continuaré, publicar algunos libros, dar algunas charlas y conferencias mientras he podido. Pero realmente me cuesta creer que pueda volver a Cuba o a otro de esos lugares que durante más de 20 años he visitado. Solo me queda confiar que haya algo que me permita mejorar mi calidad de vida y volver a fotografiar con ilusión para nuevos proyectos.

Espero que estos relatos de mis viajes os hayan aportado algo a vuestra forma de viajar o fotografiar, que para mi van en un mismo tándem. Muchos me han escrito de porqué no hacer un libro con ellos, la verdad en principio no era mi finalidad, pero es cierto que todas mis publicaciones se han nutrido de muy pocos textos, he preferido contarlo con imágenes. Quizás me plantee un libro recopilando estos textos y una imagen a página completa de cada uno de los viajes. Lo meditaré y ya tengo trabajo para este verano. Gracias por vuestro seguimiento.